Desde la perspectiva de CEPAL, América Latina y el Caribe debe avanzar hacia un cambio estructural progresivo, en que la estructura productiva se redefina hacia ocho sectores más intensivos en conocimientos, con tasas de crecimiento de la demanda y del empleo más altas. Al mismo tiempo, se debe preservar la calidad y los servicios que prestan los recursos naturales y el medio ambiente. Estas transformaciones exigen un conjunto articulado de políticas que denominamos un “Gran Impulso para la Sostenibilidad”.
Ese “Gran Impulso para la Sostenibilidad” debe basarse en la coordinación de las políticas tecnológicas e industriales, fiscales, financieras, ambientales, sociales y regulatorias; con participación del sector público, privado, de la ciudadanía y de la academia, su objetivo ha de ser el establecimiento de una nueva estructura de incentivos a favor de la inversión, la generación de empleos de mayor productividad y el desarrollo de cadenas productivas. Al mismo tiempo, se debe reducir la huella ambiental y mejorar el mantenimiento o la recuperación de la capacidad productiva del patrimonio natural, incluidos sus servicios ambientales o ecosistémicos.
Dada la complejidad y dificultad en algunas actividades económicas para la descarbonización necesaria para mitigar los gases de efecto invernadero, cada vez hay más acuerdo en que el desarrollo del hidrógeno verde puede jugar un papel clave para alcanzar las metas del Acuerdo de París, la neutralidad climática en torno a 2050 y mantener al planeta dentro de la frontera de sostenibilidad ambiental.
El desarrollo del hidrógeno verde puede encajar perfectamente en el marco propuesto de gran impulso para la sostenibilidad ya que se trata de un sector cuya expansión requiere la coordinación de distintas políticas y alianzas público-privadas, movilización de recursos y creación de marcos regulatorios habilitantes para la inversión. Por un lado, América Latina y el Caribe cuenta con algunos de los recursos de energía renovable más abundantes y competitivos del mundo, incluyendo hidroeléctrica, solar y eólica. Un hidrógeno sostenible y renovable (verde) sin emisiones de carbono podría ser uno de los impulsores de la próxima fase de las transiciones de energía limpia de América Latina y el Caribe, al reemplazar los combustibles fósiles en usos finales que no son adecuados para la electrificación directa. Posteriormente, considerando las ventajas de la región en producción de hidrógeno con bajo contenido de carbono a partir de electricidad renovable, América Latina y el Caribe podrían jugar un papel importante en un futuro mercado internacional de hidrógeno verde.
Ante este escenario, también es necesario considerar procesos de transición energética justa en aquellos países de la región con economías en las que la producción de combustibles fósiles es importante.
Las decisiones que tomen los países de América Latina y el Caribe pueden hacer que el desarrollo del hidrógeno verde se asemeje a lo ocurrido históricamente en la región en torno a las industrias extractivas, como la minería y la de hidrocarburos o, por el contrario, se convierta en un modelo ejemplar de desarrollo sostenible, inclusivo, descentralizado e integrado regionalmente. Ello dependerá de cómo se desarrolle la cadena de valor y las industrias con posibilidad de demanda para el hidrógeno verde.
Este panel tiene por objetivo explorar el desarrollo de marcos de política que impulsen la industria del hidrógeno verde como motor de una reindustrialización sostenible, hacia atrás y hacia adelante (upstream & downstream) generando un cluster industrial distribuido en toda América Latina y el Caribe, que, en adición, en su conjunto pueden convertirse en una potencia exportadora.
En el marco de la IV Cumbre de Hidrógeno Verde, organizada por la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) de Chile en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Cooperación Alemana Internacional GIZ, con el apoyo de la Unión Europea, a través del programa EUROCLIMA+, se propone el siguiente panel:
