EN FOCO

El sol, una energía renovable de gran potencial
en América Latina y el Caribe

Foto: Victor Morell Perez, Flickr

Los requerimientos energéticos de los países latinoamericanos aumentan año a año. Sólo para Chile se prevé un aumento de la demanda de 200 MW (mega watts) por año. El desarrollo y progreso económicos necesitan energía, pero el calentamiento global del planeta presenta el desafío de generarla de manera sostenible, poco contaminante y amigable con el medio ambiente.

En este ámbito, las llamadas “energías renovables no convencionales”, entre las que se encuentran la energía solar, la eólica (viento) y la geotermia (generar vapor aprovechando el calor proveniente del subsuelo), poseen gran potencial en varios países de América Latina y el Caribe.

En una visita realizada a Chile hace dos años, el Premio Nobel de Física Carlo Rubbia señaló que la innovación, empujada por la investigación y desarrollo, es la clave para encontrar una solución al problema energético en general y al calentamiento global en particular.

Por ello, resulta vital asignar mayores incentivos para el desarrollo de las energías renovables y avanzar en el diseño de políticas de promoción de la eficiencia energética.

El uso de una determinada fuente de energía renovable dependerá de las condiciones particulares de cada país y de las ventajas comparativas que pueda ofrecer en ese territorio. Por ejemplo, Brasil tiene gran potencial para la producción de biocombustibles; Chile, para energía solar, eólica y geotermia; Uruguay, para energía eólica; y Perú y Ecuador para geotermia.

Expertos de la CEPAL participaron recientemente en el Primer Workshop Internacional de Energía Solar y sus aplicaciones, que se desarrolló en Arica, Chile, y en el cual autoridades y expertos internacionales evaluaron las posibilidades que ofrece la energía solar.

De acuerdo con la CEPAL, la fuente solar es un excepcional complemento del petróleo para generar energía, más allá de la coyuntura del precio o de la rentabilidad ofrecida por las energías convencionales. Junto con las otras formas de energía renovables, constituye un recurso esencial para diversificar la matriz energética de los países.

El norte de Argentina y Chile, y el sur de Perú y Bolivia, por ejemplo, se destacan por tener grandes ventajas comparativas en el uso de la energía proveniente del sol, ya que tienen el nivel de radiación solar directa más alto del mundo (2.800 kilowatt/hora por mt2 por año en el caso del Desierto de Atacama, en Chile).

Otros sectores favorables para el desarrollo de la energía solar en la región se encuentran en México (estados de Baja California, Sonora y Chihuahua) y Brasil (regiones del noroeste: Sobradinho y Januária).

Existen actualmente tres tecnologías principales de uso de este tipo de energía: solar térmico, para la producción de calor (uso doméstico para calentar agua); solar fotovoltaico, para la generación de electricidad; y solar termodinámico o de concentración, que permite producir energía de forma continua (gracias al sistema de almacenamiento térmico) de manera más predecible y duradera que la fotovoltaica.

Según los expertos de la CEPAL, este último sistema –solar temodinámico o de concentración, también conocido como CSP- tiene la ventaja de ser más flexible, ya que puede ser implementado en proyectos de distinta envergadura, desde 5 a 280 MW de potencia y además permite almacenar el calor necesario a la producción de vapor para generar energía eléctrica.

Actualmente en el mundo existen proyectos de este tipo funcionando en Estados Unidos (California), España, norte de África y el Medio Oriente con más de 1000 MW instalados y otros 1000 MW en construcción, con un comienzo de operaciones planeado para 2012. Se espera que para 2015 haya más de 5000 MW en operación.

En América Latina, en tanto, hay una cierta paradoja, ya que si bien existe un consenso sobre la excelente calidad del recurso y el buen potencial que tiene, no se ha desarrollado ninguna iniciativa CSP hasta el momento.

El costo es una de las razones. Por ejemplo, para un proyecto de una planta en España de 50 MW de capacidad se necesitan alrededor de 300 millones de euros (sin almacenamiento térmico). Si bien la inversión que requiere esta tecnología es aún alta, se espera que vaya disminuyendo paulatinamente en la medida que avancen las técnicas de explotación y se conforme una base industrial nacional sólida en cada país, con fuerza de trabajo calificada y mayor nivel de investigación y desarrollo.

 


 

 


 

 

 

 
 
  Las “energías renovables no convencionales”, entre las que se encuentran la energía solar, poseen gran potencial en varios países de América Latina y el Caribe.
 
 
  La fuente solar es un excepcional complemento del petróleo para generar energía, más allá de la coyuntura del precio o de la rentabilidad ofrecida por las energías convencionales.