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IV Edición de los Diálogos Regionales del Agua en América Latina y el Caribe 2024: Hacia el Foro Mundial del Agua 2024

11 de marzo de 2024|Discurso

Palabras de apertura de José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL.

Muy buenos días, es un enorme honor darles la más cordial bienvenida a esta “IV Edición de los Diálogos Regionales del Agua en América Latina y el Caribe 2024: Hacia el Foro Mundial del Agua 2024”.

Quisiera en primer lugar saludar y agradecer la participación en esta inauguración de:

  • El Sr. Arnoldo André Tinoco, Canciller de la República de Costa Rica;
  • La Sra. Doris Gutiérrez, Designada presidencial de la República de Honduras, Presidencia Protémpore de CELAC;
  • El Sr. Manuel Otero, Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA);
  • Saludo también a los distinguidos señores Cancilleres, Ministros, Viceministros, embajadores y representantes de gobiernos, sociedad civil, academia y sector privado que nos acompañan de manera presencial, en estas espléndidas instalaciones de nuestra institución hermana que es IICA, así como a los que nos siguen virtualmente.

Quiero reconocer a los señores y señoras integrantes del Grupo Regional de Expertos de Recursos Hídricos en América Latina y el Caribe[1], que junto a CEPAL, han hecho posible este encuentro de vital importancia, destacando el continuo apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Conferencia de Direcciones y Autoridades Iberoamericanas del Agua (CODIA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Secretariado del Convenio del Agua de Naciones Unidas, así como la Cooperación Alemana, Francesa y Holandesa.

A todos y cada uno de ustedes, muchas gracias.

Esta reunión nos brinda la oportunidad de discutir juntos los desafíos que enfrenta hoy día la región para garantizar el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, derecho reconocido en 2010 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como para lograr una gestión eficiente de un recurso de múltiples usos pero crecientemente escaso.

El agua no solo es esencial para la vida, sino también para alcanzar el desarrollo sostenible en nuestros países. Por ello buscamos compartir experiencias, pero sobre todo proponer acciones concretas y reforzar los compromisos adquiridos en el ámbito regional y global para asegurar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, en un contexto de varias crisis en cascada y de cambio climático.

Este encuentro también contribuye a prepararnos para el Foro Mundial del Agua que tendrá lugar en Indonesia en mayo. Allí, nuestra Región podrá presentar una posición compartida fruto del Proceso Regional de las Américas, que está siendo exitosamente liderado por el BID y en el que la CEPAL tiene el gusto de colaborar compilando el informe final.

En este contexto, quisiera recordar el histórico resultado que obtuvimos en la versión anterior de estos Diálogos, celebrada en Santiago de Chile en febrero del año pasado (2023). Me refiero al amplio acuerdo alrededor de la Agenda Regional de Acción por el Agua. Como saben, este documento resume los principales compromisos voluntarios y cursos de acción acordados por los países de América Latina y el Caribe para avanzar y acelerar el progreso efectivo de la implementación del ODS 6 durante la segunda mitad de la Década de Acción por el Agua de las Naciones Unidas 2018-2028.

Nuestra Agenda Regional de Acción por el Agua, está alineada y refuerza diversos tratados, acuerdos y estrategias conexas como el Acuerdo Regional de Escazú que defiende los derechos de acceso a la información y justicia ambiental, la Estrategia de Género de Montevideo que llama a cerrar las desigualdades asociadas con la falta de acceso al agua y el SAMOA Pathway para atender los riesgos hídricos que enfrentan particularmente los Pequeños Estados Insulares del Caribe, entre otros.

Esta Agenda Regional de Acción por el Agua constituye así, un llamado a la acción para movilizar todos los recursos políticos, técnicos y financieros disponibles en y para la región a fin de impulsar una transición hídrica sostenible y justa con cuatro pilares de acción simultánea:

  1. garantizar el derecho humano al agua potable y saneamiento seguro
  2. eliminar la pobreza hídrica,
  3. reducir la sobreexplotación y conflictos hídricos, e
  4. impulsar la innovación y la economía circular del agua.

Es importante recordar también que nuestra Agenda Regional es parte integral de la Agenda Global de Acción por el Agua adoptada en la Conferencia del Agua de Naciones Unidas, que se realizó en Nueva York en marzo de 2023, reunión histórica que no ocurría desde 1977.

En esa reunión defendimos una gobernabilidad robusta y democrática del agua basada en el fortalecimiento de las capacidades técnicas para la toma de decisiones. Hicimos también hincapié en algunos cambios imprescindibles y urgentes en la gestión hídrica:

  1. contar con un enfoque transfronterizo e integrado a fin de aumentar la resiliencia al cambio climático y mitigar el impacto de los desastres;
  2. adoptar nuevos modelos de inversión y formar asociaciones público-privadas para financiar esta transición; y
  3. armonizar los procesos políticos para la toma de decisiones en torno a los recursos hídricos.

A pesar de estas Agendas y los esfuerzos de nuestros países, en América Latina y el Caribe, 2 de cada 10 personas aún no tienen acceso a agua potable gestionada de forma segura y 5 de cada 10 personas no cuentan con saneamiento gestionado de forma segura[2].

Además, en el acceso al agua se reflejan las inequidades estructurales de la región, ya que el quintil de ingresos más vulnerable tiene un 25% menos de acceso a agua potable que el quintil de mayores ingresos y estos hogares vulnerables pueden pagar proporcionalmente hasta 2 veces más de su ingreso por los servicios de agua potable y saneamiento.

Al mismo tiempo, junto con las marcadas diferencias de acceso entre las zonas urbanas y rurales[3], el actual crecimiento demográfico en la región se concentra en zonas urbanas que sufren alto estrés hídrico.

Por lo tanto, una necesidad importante es acelerar las inversiones requeridas para la provisión, mantenimiento y operación de infraestructura que cierren las brechas de acceso a los servicios de agua y saneamiento seguros.

La CEPAL ha estimado que para universalizar la cobertura de agua y saneamiento manejados de forma segura para la población hacia el 2030, en promedio, los países deberían invertir anualmente el 1,3% de su Producto Interno Bruto durante 10 años, lo que generaría 3,8 millones de empleos verdes anuales e incrementaría el valor agregado bruto en un 1,6%[4].

Nuestra región enfrenta además el impacto desproporcionado del cambio climático, el mayor desafío generacional de nuestro tiempo. Se sabe que los eventos extremos asociados con el cambio climático afectan gravemente a los sistemas hídricos, alimentarios y energéticos, provocando perturbaciones en las actividades humanas, profundizando las desigualdades y agudizando la migración.

En particular, la frecuencia e intensidad de los desastres relacionados con el agua, como las tormentas, las inundaciones y las sequías, tienen cada vez más repercusiones que afectan negativamente a los asentamientos humanos, la economía y los ecosistemas. Además, deterioran la infraestructura hídrica y dificultan los procesos productivos y el acceso estable al agua y al saneamiento. En las últimas tres décadas, los desastres asociados con el agua representaron el 88% del total de estos eventos ocurridos en la región, el 77% del costo económico reportado y el 89% de las personas afectadas. Estamos viendo además cómo se retraen nuestros glaciares y se van secando los ríos y lagos, mientras la aridez va ganando terreno en las zonas más pobladas y con mayor actividad económica[5].

Tampoco debemos olvidar en nuestra región la importancia del agua para el transporte y comercio internacional. Basten tres ejemplos:

  1. el difícil escenario en las operaciones del Canal de Panamá;
  2. la reducción de capacidad de transporte por el Río Amazonas en un 50% durante los meses más secos de 2023, que obligó a utilizar navíos más pequeños e incrementó el costo de transporte entre 25% y 50%, y
  3. la situación del río Paraná, el segundo más largo de América del sur, en su nivel más bajo desde 1944, forzando a muchos exportadores de grano a optar por el transporte terrestre, el cual produce 5 veces más emisiones que la vía fluvial.

Recientemente, en la COP28 de cambio climático, presentamos nuestro documento “Economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2023” en el que, entre otras cosas, señalamos que la inversión en acción climática puede generar beneficios ambientales, económicos y sociales y estimamos algunos de estos beneficios.

En sus contribuciones nacionalmente determinadas (NDCs), los países de la región identifican al agua como uno de los sectores prioritarios para la acción climática. En CEPAL estimamos que solamente para cumplir las medidas de adaptación relacionadas al agua al 2030 en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas se requiere invertir 0,7% del PIB regional para fortalecer la infraestructura existente de agua y saneamiento; casi un 0,3% para mejorar el control de inundaciones ribereñas y costeras; y un 0,1% en infraestructura de riego. Estas acciones son literalmente vitales dado que, por ejemplo, 2023 fue registrado como el año con mayores temperaturas históricas superando el umbral acordado de 1.5 grados.

Por otro lado, globalmente es reconocido que las aguas residuales son una amenaza creciente para la salud y el ambiente y generan casi tantas emisiones de gases de efecto invernadero como la industria de la aviación. Sin embargo, con las políticas adecuadas, las aguas residuales tratadas bajo enfoque de economía circular serían un recurso muy importante, proporcionando energía, suministrando más de 10 veces el agua proporcionada por la actual capacidad global de desalinización y compensando más del 10 por ciento del uso mundial de fertilizantes[6].

Además, a causa de la baja eficiencia hídrica, el crecimiento económico no se está desacoplando del consumo de agua en nuestra región, a diferencia de lo que ocurre en los países OCDE. De ahí que la valorización de cada gota de agua, la promoción de su reúso y tratamiento, sobre todo en el sector de agua potable y saneamiento, representan una gran oportunidad de recuperación transformadora. En CEPAL hemos estimado que es rentable invertir en sistemas circulares de tratamiento de aguas residuales y recuperar metano para generación de energía y autoconsumo en municipalidades de tamaño pequeño y medio, con un beneficio de 1,34 dólares por cada dólar invertido[7] [8].

Amigas y amigos,

Como vemos, el agua es esencial para todas las actividades humanas. Por ello, pese a las dificultades que imponen la coyuntura regional y mundial, una adecuada gestión del agua es un imperativo urgente: es sector estratégico y dinamizador para el desarrollo sostenible, una fuente de mayor equidad, una solución de adaptación ante la crisis climática y un facilitador esencial de la paz que todos anhelamos.

Un desafío central en la gestión del agua es fortalecer su gobernanza y su institucionalidad. Las autoridades de agua no alcanzan el nivel ministerial, y las responsabilidades y los actores son diversos. Tanto autoridades como gestores tienen múltiples atribuciones a lo largo del ciclo hídrico y a través de los territorios, y con frecuencia tienen competencias traslapadas entre instituciones.

El fortalecimiento institucional y de capacidades de las autoridades, gestores, reguladores, y proveedores de agua es fundamental para avanzar en resolver los problemas hídricos previamente citados. En este sentido, en CEPAL apoyamos a los países con el Observatorio para la Sostenibilidad del Agua (ROSA) y la construcción de una comunidad regional para abordar conjuntamente estos desafíos.

Finalmente, quisiera reforzar nuestro llamado a la acción conjunta. La Iniciativa Hemisférica del IICA “Agua y Agricultura”, que permite generar un espacio apto para la transformación de la gestión hídrica en este sector es un ejemplo a seguir.

Me despido deseándoles un diálogo fructífero que impulse una transición hídrica sostenible e inclusiva en América Latina y el Caribe, con propuestas de acción novedosas que involucren a todos los sectores y representantes de la sociedad.

Gracias nuevamente al IICA, a su Director General, Manuel Otero y su generoso y profesional equipo, por recibirnos tan cálidamente en esta IV edición y a todos los integrantes del Grupo de Expertos en Recursos Hídricos de América Latina y el Caribe que coordinamos, por sumar esfuerzos en este objetivo común.

¡Muchas gracias!

 

[1] Desde marzo de 2022, la CEPAL impulsa y lidera este grupo, integrado por más de veinte instituciones que trabajan en temas hídricos en nuestra región, con el objetivo de fortalecer la implementación del ODS 6 mediante el intercambio de información relevante y la exploración de oportunidades de colaboración. Además del IICA y los antes mencionados, los organismos integrantes son: Asociación de Entes Reguladores de Agua y Saneamiento de las Américas (ADERASA), Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), Banco Mundial (BM), Comunidad Andina (CAN), Centro Regional para la Gestión de Aguas Subterráneas de America Latina y el Caribe (CEREGAS), Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Global Water Partnership (GWP), Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), International Water Resources Association (IWRA), Organización Meteorológica Mundial (OMM), Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y The Nature Conservancy (TNC).

[2] Acceso a agua potable de forma segura: tener acceso a agua en todo momento y libre de contaminación, al interior de la vivienda. Acceso a saneamiento seguro: contar con una instalación de saneamiento exclusiva para el hogar, con tratamiento posterior de los residuos

[3] D. Fernandez, y S. Saravia Matus, “Políticas regulatorias y tarifarias en el sector de agua potable y saneamiento en América Latina y el Caribe”, serie Recursos Naturales y Desarrollo, N° 205 (LC/TS.2021/81), Santiago, CEPAL, 2021

[4] S. Saravia Matus y otros, “Necesidades de inversión en agua potable y saneamiento en América Latina y el Caribe: efectos en el empleo verde y el valor agregado bruto”, serie Recursos Naturales y Desarrollo, Nº 218 (LC/TS.2023/101), Santiago, CEPAL, 2023.

[5] CEPAL, Panorama de los Recursos Naturales en América Latina y el Caribe. Resumen ejecutivo (LC/PUB.2023/7), Santiago, 2023.

[6] United Nations Environment Programme (2023). Wastewater – Turning Problem to Solution. A UNEP Rapid Response Assessment. Nairobi. DOI: https://doi.org/10.59117/20.500.11822/43142

[7] S. Saravia Matus y otros, “Oportunidades de la economía circular en el tratamiento de aguas residuales en América Latina y el Caribe”, serie Recursos Naturales y Desarrollo, N° 213 (LC/TS.2022/193), Santiago, CEPAL, 2022

[8] Considerando tasas de interés del 12%, en un periodo de 15 a 20 años, en seis países de la región.