OPINIÓN
Osvaldo Rosales, Director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL:
Una oportunidad histórica en las relaciones entre China y América Latina y el Caribe
Jorge Máttar
Foto: Carlos Vera/CEPAL

El elevado crecimiento que se espera para China durante los próximos 10 a 15 años abre la posibilidad de un ciclo favorable para los términos de intercambio de las economías de América Latina y el Caribe, especialmente las de América del Sur. Esto les permitiría contar con recursos inesperados que serían de gran ayuda, si son bien utilizados, para cerrar las brechas de innovación y competitividad que aún existen en nuestros países.

Se trata de una oportunidad histórica que no podemos dejar pasar. Si los países de nuestra región logran avanzar en los procesos de innovación, competitividad e internacionalización de empresas y mayor presencia en cadenas globales o regionales de valor, mejorarían la calidad del empleo y las remuneraciones. En la medida que estos procesos se complementen con políticas activas de incorporación de las pequeñas y medianas empresas (Pymes), será posible avanzar simultáneamente en los desafíos de crecimiento, equidad e inserción internacional.

Al contrario, si no se aprovecha bien el momento, podría acentuarse el proceso de reprimarización exportadora, estableciendo modalidades renovadas del vínculo centro-periferia entre China y América Latina, proceso que bien podría inducir diversas trabas al comercio, particularmente en aquellas economías latinoamericanas con mayor base industrial.

Para que nuestra región se constituya en socio relevante de China y de Asia Pacífico es urgente aunar esfuerzos entre varios países y definir una agenda regional concertada de prioridades. Para ello, es necesario promover encuentros técnicos, reuniones empresariales y políticas de alto nivel, que ojalá concluyan en una pronta Cumbre de Jefes de Estado China-América Latina, al estilo de las que China tiene con Europa, Asia y África.

Es el momento propicio para dar un salto de calidad en la relación con China-Asia Pacífico. El país asiático incursiona con inversiones en el exterior, con montos crecientes pero aún comparativamente menores. Al respecto, las translatinas (empresas transnacionales latinoamericanas) cuentan con curvas de aprendizaje internacional más avanzadas que muchas empresas chinas, especialmente en banca, servicios financieros y empresariales, energía, minería y agroalimentos.

Por ello en aquellos ámbitos donde las translatinas cuentan con ventajas, es necesario definir pronto políticas innovadoras que permitan acceder a los ingentes recursos de los fondos soberanos chinos, de sus bancos y de sus empresas. Se trata de campos propicios para estimular alianzas empresariales sino-latinoamericanas y donde se podrían explorar iniciativas conjuntas en el marco de la incipiente internacionalización del renminbi.

El principal desafío que tenemos por delante es interno. Se trata de cómo vincular la agenda doméstica de innovación y competitividad con el renovado vínculo económico con China. Por ejemplo, para evitar una excesiva reprimarización de las exportaciones resulta necesario incorporarles mayor innovación y conocimiento. Esto requiere activas políticas de desarrollo productivo, que promuevan avances en productividad, innovación, infraestructura, transporte, logística y calidad del recurso humano. En cada uno de estos temas hay suficiente espacio para construir una agenda regional de cooperación con China, con beneficios mutuos.

En esta tarea, más y mejor cooperación e integración regional serían una gran ayuda. Iniciativas regionales o subregionales conjuntas de innovación, competitividad, infraestructura y combate al cambio climático complementarían el aporte de las políticas públicas nacionales. En la medida que usemos activamente esos espacios, se generarán oportunidades atractivas de comercio e inversión, tanto para diversificar el comercio intrarregional como nuestros vínculos de comercio e inversión con Asia Pacífico.

Un paso adelante es la creación de un Observatorio de las Relaciones entre América Latina y Asia Pacífico, impulsado por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y CEPAL, y cuya puesta en marcha se inició el 31 de mayo de 2012, mediante la firma de un acuerdo tripartito de cooperación. Este Observatorio permitirá profundizar el conocimiento en torno a las relaciones económicas entre ambas regiones, así como contar con un mecanismo permanente que facilite a los países miembros de la ALADI la información necesaria para la adopción de sus políticas y estrategias sobre la materia.

En síntesis, el principal desafío en la relación entre ambas regiones es cómo vincular la agenda doméstica y regional de innovación y competitividad con el creciente vínculo comercial con China y Asia Pacífico. Necesitamos concertar prioridades entre varios países de la región y aunar esfuerzos. Esto significa privilegiar los acercamientos plurinacionales y otorgar menos énfasis a las iniciativas unilaterales de aproximación a China y al Asia Pacífico. La próxima visita del Primer Ministro chino Wen Jia Bao a la región, en el marco de su participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), ofrece una nueva oportunidad para avanzar coordinadamente en estos desafíos.


 


 

 

 

 

 
 

Si los países de nuestra región logran avanzar en los procesos de innovación, competitividad e internacionalización de empresas y mayor presencia en cadenas globales o regionales de valor, mejorarían la calidad del empleo y las remuneraciones.

 
  La creación de un Observatorio de las Relaciones entre América Latina y Asia Pacífico, impulsado por ALADI, CAF y CEPAL, es un paso adelante para aumentar los vínculos de comercio e inversión entre ambas regiones.