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América Latina y el Caribe tiene grandes oportunidades para fortalecer sus vínculos económicos y de cooperación con China

9 de diciembre de 2016|Noticias

Un nuevo documento, elaborado con motivo de la visita del Presidente del país asiático Xi Jinping a la CEPAL, presenta los desafíos de la cooperación entre ambas partes.

América Latina y el Caribe tiene grandes oportunidades para mejorar sus relaciones económicas  y su cooperación con China, país que ya es el segundo socio comercial de la región, según un nuevo documento de la CEPAL presentado con motivo de la visita del Presidente Xi Jinping a la sede de esta comisión regional de las Naciones Unidas en Santiago, Chile, realizada el pasado 22 de noviembre de 2016.

El informe Relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y China: oportunidades y desafíos fue presentado por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en el marco de la Cumbre de Líderes de Medios de Comunicación, inaugurada con la presencia del Presidente Xi y la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

El estudio señala que el comercio de bienes entre América Latina y el Caribe y China se multiplicó 23 veces entre 2000 y 2013, cuando alcanzó su máximo histórico. Entre 2000 y 2015, la participación de China en las exportaciones regionales pasó del 1% al 10%, y en las importaciones del 2% al 18%.

Sin embargo, entre 2013 y 2015 el valor de las exportaciones de la región a China cayó 23%, lo que se explica principalmente por la desaceleración del crecimiento en ese país. Ello ha repercutido en una menor demanda y pronunciados descensos de los precios de las materias primas que componen el grueso de la canasta exportadora regional a China.

En tanto, la inversión extranjera directa (IED) china en la región alcanzó su máximo histórico en 2010, acercándose a los 14.000 millones de dólares (equivalentes a un 11% de la IED total recibida por la región en dicho año). En los años posteriores, la IED del gigante asiático ha seguido llegando a la región, pero en menor cuantía, con un nivel estimado entre 6.000 y 10.000 millones de dólares anuales. Estas cifras representan entre un 3% y un 8% de los flujos totales de IED recibidos por la región.

En su presentación, Bárcena destacó que la canasta exportadora de América Latina y el Caribe hacia el gigante asiático es mucho menos sofisticada que la que muestra hacia el resto del mundo: solo cinco productos representaron el 69% del valor de los envíos regionales a China en 2015 (soya, hierro, cobre concentrado, cobre refinado, petróleo y sus derivados). La dinámica de la inversión extranjera directa china en la región refuerza este patrón, ya que entre 2010 y 2015 casi el 90% se dirigió a las actividades extractivas, en particular a la minería y los hidrocarburos. 

De allí que existan importantes oportunidades para mejorar la calidad de la relación mutua y avanzar en el Plan de Cooperación 2015-2019, aprobado en la Primera Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, celebrada en Beijing en enero de 2015. Dicho Plan incluye la meta de alcanzar en 2025 los 500 mil millones de dólares de comercio y 250 mil millones de dólares de stock de IED recíproca.

En su documento, la CEPAL plantea que tanto o más importante que expandir los flujos comerciales y de inversión en términos absolutos es desarrollar acciones que apunten a modificar su estructura. Específicamente, la región requiere avanzar mucho más en la diversificación de sus envíos a China. Una IED china más diversificada hacia actividades no extractivas sería de gran apoyo para ese objetivo. Asimismo, la cooperación china hacia la región podría orientarse a compartir los importantes avances que ese país ha tenido en materia de incorporación a la revolución digital y de transición hacia una economía verde. De tal modo, China podría prestar un apoyo decisivo al cambio estructural que la región requiere urgentemente para insertarse en la senda del desarrollo sostenible.

En el documento se plantea también que la región y China deben explorar espacios de cooperación y coordinación de posiciones respecto de los grandes temas de la gobernanza global.  En efecto, se hace imperativo repensar conjuntamente la globalización, para lograr una mejor gobernanza económica y financiera, un multilateralismo comercial sin proteccionismo, y mayor seguridad climática, paz y estabilidad.