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Una agenda positiva que potencie el desarrollo

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10 de mayo de 2002|Comunicado de prensa

"América Latina y el Caribe debe adoptar una agenda positiva para la construcción de un nuevo orden internacional y comprometerse efectivamente a instrumentarla", ha planteado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) a sus gobiernos miembros durante su Vigésimonoveno período de sesiones. Este enfoque positivo recoge una lección esencial de la historia: la mera resistencia a procesos tan profundos como la fase actual de globalización a la larga fracasan.

Por lo tanto, propone en su documento Globalización y desarrollo "alternativas deseables" para la búsqueda de una globalización más sólida y equitativa así como para una mejor inserción en el proceso. Su agenda procura "superar el déficit de gobernabilidad global" a fin de "conseguir que la mundialización se convierta en una fuerza positiva para todos los habitantes del mundo", según propone la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas.

Ante la falta de instituciones adecuadas, la globalización está demostrando ser una fuerza desintegradora frente a la cual es necesario fomentar "la complementariedad virtuosa entre desarrollo institucional global, regional y nacional", señala el documento. El ordenamiento internacional vigente tiene grandes vacíos, por lo que su fortalecimiento debe basarse en el desarrollo de 'instituciones globales que sean respetuosas de la diversidad' y "debe garantizar una participación equitativa de todos los países en desarrollo, bajo reglas adecuadas de gobernabilidad".

La agenda propuesta por la CEPAL reinvindica el papel de las estrategias nacionales como pilar de la consolidación de la democracia. Asimismo, postula cambios en la institucionalidad global que atenúen la vulnerabilidad externa y amplíen los márgenes para el diseño e instrumentación de las políticas nacionales. Por último, destaca la importancia crítica de las instancias subregionales y regionales para articular las acciones en los dos planos anteriores.

Según la CEPAL, las estrategias nacionales en la era global deben asentarse en pactos sociales sólidos y democráticos que garanticen la estabilidad política, en comportamientos de los agentes que confieran seguridad a los contratos, y en la constitución de una burocracia estatal imparcial y eficiente. Estos elementos son cruciales pero sólo constituyen el telón de fondo. Para crecer y enfrentar los desafíos del desarrollo contemporáneo, los países de la región abordar al menos cuatro áreas:

  • Políticas dirigidas a reducir la vulnerabilidad macroeconómica y financiera y que estimulen la inversión productiva

  • Políticas orientadas al desarrollo de la competitividad sistémica

  • Políticas que reconozcan las prioridades de la agenda ambiental

  • Políticas activas en materia de educación, empleo y protección social

Como en ninguno de estos campos existen modelos únicos de validez universal, existe un amplio campo de acción para el aprendizaje institucional y el ejercicio de la democracia.

Según Globalización y desarrollo, las recientes experiencias de la región demuestran la necesidad de una visión amplia de la estabilidad, ya que todos los desequilibrios macroeconómicos resultan costosos en términos económicos y sociales. La estrategia debería centrarse en evitar los déficit público y privado insostenibles, vigilar los desajustes en los balances financieros y controlar la inflación y la inestabilidad de las variables reales de la economía. Para ello es indispensable adoptar políticas anticíclicas que consideren el conjunto del ciclo económico y amplíen el horizonte temporal de la gestión macroeconómica. El manejo prudente de la flexibilidad es, a la larga, un instrumento mejor que la adopción de reglas rígidas como medio para crear confianza en las autoridades.

El crecimiento económico es inseparable de una constante transformación de las estructuras productivas, cuyo objetivo debe ser la creación de competitividad sistémica. Uno de sus componentes es el desarrollo de sistemas de innovación que aceleren la acumulación de capacidades tecnológicas. Otro es el apoyo a la diversificación de la estructura productiva, que requiere ampliar los productos y destinos de las exportaciones, profundizar los encadenamientos productivos en torno de la base exportadora y de la inversión extranjera directa, y consolidar los conglomerados productivos. El tercer componente es la provisión de servicios de infraestructura de calidad.

En materia ambiental es necesario lograr una mayor articulación entre desarrollo económico y sostenibilidad ambiental, así como instrumentar mercados nacionales y regionales de servicios ambientales de valor global. En el campo social las estrategias nacionales deben atender tres áreas que se refuerzan mutuamente: educación, empleo y protección social.

Por su parte, la agenda global que postula la CEPAL se orienta a la consecución de tres objetivos: 'garantizar un suministro adecuado de bienes públicos globales; superar progresivamente las asimetrías del orden mundial; y construir gradualmente una agenda social internacional basada en los derechos'.

En resumen, su agenda global incluye:

  • Provisión de bienes públicos globales de carácter macroeconómico y financiero

  • Reconocer el desarrollo sostenible como bien público global

  • Corregir las asimetrías financieras y macroeconómicas

  • Superar las asimetrías productivas y tecnológicas

  • Incluir la migración de la mano de obra en la agenda internacional

  • Progresar en la consolidación de los derechos humanos: civiles y políticos, así como económicos, sociales y culturales en torno del concepto de ciudadanía global

A su vez, la esfera regional (y subregional) tiene una función crítica de intermediación entre los órdenes global y nacional sobre la base de cuatro argumentos: la mayor eficiencia de una red de instituciones globales y regionales respecto de unas pocas de alcance mundial; la desigualdad entre los actores que intervienen en los procesos globales, que obliga a conformar una 'voz regional'; el mayor 'sentido de pertenencia' que despiertan las instituciones regionales; y el hecho de que la autonomía se ha visto desplazada en algunas áreas hacia la esfera regional.