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Mejor educación y empleo para jóvenes son clave para aprovechar el bono demográfico

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Foto: Marcos Delgado/EFE

La mayoría de los países de Iberoamérica atraviesa actualmente una coyuntura favorable para el desarrollo económico gracias al denominado “bono demográfico”, situación que impacta especialmente a los jóvenes de la región.

El bono demográfico hace referencia a una fase en la que el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo. Ocurre cuando cambia favorablemente la relación de dependencia entre la población en edad productiva (jóvenes y adultos) y aquella en edad dependiente (niños y personas mayores), con un mayor peso relativo de la primera en relación con la segunda.

De esta forma, una mayor proporción de trabajadores no solo representa una reducción del gasto en personas dependientes, sino que tiende a impulsar el crecimiento económico a través del incremento en el ingreso y la acumulación acelerada del capital.

Según el documento Juventud y bono demográfico en Iberoamérica, editado por la CEPAL y la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), actualmente la región vive un período en que las tasas de dependencia de la población han descendido hasta alcanzar mínimos históricos, lo que abre nuevas ventanas de oportunidades, especialmente para los jóvenes.

Sin embargo, advierte que este bono se traducirá en beneficios reales para este grupo etario solo si se realizan inversiones en capital humano, sobre todo en educación y empleo.

Según el documento, la disminución sostenida de la fecundidad en varias naciones produjo una liberación de recursos financieros que posibilitaría una mayor inversión en la cobertura y calidad de la educación. Este hecho se observó en todos los países de la región y representó, en promedio, 19% de aumento en los recursos disponibles por niño en edad escolar durante la última década.

Asimismo se prevé un incremento sustancial para la próxima década, de 15% en promedio, lo que permitiría sostener económicamente una ampliación de la cobertura educativa en los niveles secundario y terciario.

Por otro lado, el estudio muestra que los trabajadores jóvenes que se insertaron en el mercado laboral en la última década sin haber completado la educación secundaria han enfrentado peores condiciones laborales (desocupación, bajos ingresos y participación en empleos de baja productividad).

En el futuro, muy cercano en el caso de algunos países de la región y un poco más distante en el caso de otros, se prevé que el envejecimiento sostenido de la población que muestra cada uno de los países latinoamericanos invertirá la ecuación de dependencia, es decir, habrá un número creciente de personas mayores dependientes frente a los jóvenes y adultos en edad de trabajar.

“Esta situación exigirá el ajuste de programas y políticas públicas en diversas áreas, como la provisión de cuidados de larga duración y el financiamiento de pensiones para una población progresivamente envejecida”, indica la publicación.

Finalmente señala que sociedades más incluyentes, con mayor participación de los jóvenes en sistemas de educación de calidad y en el empleo productivo, serán más exitosas frente a los desafíos del envejecimiento de la población.

 


 

 


 

 

 

 
 
  El bono demográfico hace referencia a una fase en la que el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo.
 
 
 

Este bono se traducirá en beneficios reales para los jóvenes solo si se realizan inversiones en capital humano, sobre todo en educación y empleo.