video
La evidencia existente muestra que la pandemia COVID-19 modificó los patrones de movimientos internos de población. En trabajo previos, los autores han contribuido a este cuerpo de evidencia analizando, por ejemplo, el caso de España y el Reino Unido. Sin embargo, la evidencia que han usado se enfoca en los países del Norte Global y se han limitado a estudiar los efectos inmediatos del COVID-19 durante el 2020. La falta de datos ha supuesto una limitación importante para analizar los cambios en los patrones de movilidad dentro de los países del Sur Global, incluyendo América Latina.
La publicación No. 139 de la Serie Población y Desarrollo utiliza la noción de “huella digital” y su relación con la movilidad de la población para intentar medir estos cambios en algunos países de América Latina. Para ello, usa datos agregados y anonimizados de localización de teléfonos móviles de usuarios de Meta-Facebook con el objetivo de cuantificar y analizar las intensidades y los patrones geográficos de los movimientos internos de la población a través de la jerarquía urbana en Argentina, Chile y México durante un período de 26 meses, desde marzo de 2020 hasta mayo de 2022.
Los resultados revelan una disminución sistemática y generalizada en la intensidad de los movimientos de corta y larga distancia durante periodos con elevados niveles de restricciones en 2020, con mayores reducciones en las áreas más densamente pobladas de las ciudades capitales. También se observa que tras la relajación de las medidas de restricción, las intensidades aumentaron, acercándose a las registrados antes de la pandemia. Sin embargo, en niveles promedio se han mantenido por debajo de los niveles pre-pandémicos aún en 2022.
Los hallazgos del estudio sustentan, en cierto modo, la hipótesis de un éxodo urbano, pues revelan la persistencia de saldos netos negativos en los movimientos de corta distancia en las capitales de Argentina y México, reflejando un patrón de suburbanización. Chile no muestra cambios sustanciales en el saldo neto de los movimientos de corta distancia, pero registra pérdidas netas en los desplazamientos de larga distancia. Estas pérdidas fueron, sin embargo, temporales, pasando a saldos neutros o positivos en 2021 y 2022. Esto contrasta con el patrón de pérdidas de migraciones netas observado en la Región Metropolitana de Santiago en los últimos 20 años.
Los autores proponen “que el uso de datos de huella digital son un activo importante que las oficinas de estadísticas nacionales y gobiernos locales debiesen adoptar. La disponibilidad de estos datos en tiempo real permite rápidamente identificar cambios en la movilidad humana, complementando el uso de censos y encuestas, para informar el desarrollo de respuestas apropiadas para situaciones de crisis en el contexto de cambio climático y amenaza de otra pandemia, similar o más severa que a la de COVID-19”.
