Nota informativa
En América Latina y el Caribe millones de personas viven en situación de pobreza y carecen de sistemas de saneamiento gestionados de manera segura. Más de 15 millones de personas practican la defecación al aire libre y 1 de cada 5 no tiene acceso a ningún tipo de instalación para lavarse las manos. Esto conlleva a la contaminación de las aguas por los residuos humanos, y a la trasmisión de enfermedades relacionadas con la carencia de sistemas de higiene, tal y como se evidencia con la pandemia por Covid-19, donde el lavado de manos frecuente es la principal medida de prevención.
A esto se suma que la región está siendo fuertemente afectada por el cambio climático, habiéndose duplicado los desastres relacionados con el recurso hídrico en los últimos veinte años. Estos eventos representan una amenaza para los sistemas de saneamiento e higiene. Por ejemplo, los huracanes o el aumento del nivel del mar pueden causar la destrucción de la infraestructura, contaminando las aguas y generando las consecuentes enfermedades relacionadas. Asimismo, las sequías impiden el correcto funcionamiento de los sistemas de saneamiento e higiene, especialmente en las áreas más vulnerables. Además, otra interrelación importante entre los sistemas de saneamiento y el cambio climático es el consumo de gran cantidad de energía en los procesos de captación, tratamiento, distribución del agua y de recogida, transporte y tratamiento de los excrementos, emitiéndose gases de efecto invernadero. Mejorar la eficiencia de estos sistemas, así como explorar la posibilidad de utilizar las heces humanas para la generación energética, contribuiría a la reducción de las emisiones.
El día mundial del retrete intenta recordar a la población la necesidad de asegurar que los sistemas de saneamiento funcionen de forma correcta todos los días del año, para que las personas puedan vivir en entornos seguros y limpios, y este año, pretende además dar cuenta de la importancia de actuar frente al cambio climático para que esto sea posible.