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Novedades y desafíos de la reproducción en la adolescencia y la juventud en América Latina

11 de agosto de 2020|Nota informativa

El estudio "Maternidad, fecundidad y paridez en la adolescencia y la juventud: continuidad y cambio en América Latina" presenta datos variados y recientes sobre el tema, que es prioritario en la agenda social de la región, y ofrece hallazgos relevantes para el análisis y las políticas en la materia.

La reproducción en la adolescencia, una preocupación en casi todos los países de la región y una prioridad para el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, dejó atrás dos décadas de vaivenes y durante buena parte de década de 2010 ha está bajando en la mayoría de los países de la región, tal como lo muestra la base de datos MATERNILAC de CEPALSTAT. Pero aún hay países donde no cae. Y, en general, sigue siendo alta en comparación con la fecundidad total y el nivel de desarrollo económico y social de la región. Por su parte, la reproducción durante la juventud, es decir entre los 20 y 29 años ha bajado significativamente, por la creciente tendencia a postergar el primer hijo y a tener menos hijos en general. En ambos casos, reproducción en la adolescencia y la juventud, la desigualdad social es alta, aunque bastante mayor en el caso de la reproducción en la adolescencia, y no registra signos de reducción.

La baja reciente de la reproducción adolescente se explica por el aumento de la educación y de la anticoncepción. Pero la reproducción temprana aún es frecuente entre los grupos desaventajados, por lo cual abatir las barreras de acceso a la anticoncepción para las adolescentes de estos grupos es fundamental, así como ofrecer oportunidades alternativas a la maternidad adolescente.

Este estudio se concluyó justo cuando la pandemia del COVID-19 comenzaba a afectar la región. Por ello, la pandemia no pudo incorporarse como tema de análisis. Con todo, hay preocupación por los efectos de la pandemia sobre la salud sexual y reproductiva de las y los adolescentes, que casi con seguridad serán adversos, por la reducción del acceso a los servicios de salud y a los medios anticonceptivos. Pero, tales embates pueden mitigarse con voluntad política, seguimiento adecuado, garantización de recursos y una debida planificación, y, de esta manera, mantener la tendencia descendente de la fecundidad adolescente registrada en los últimos años.