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Reunión del Consejo Directivo del Consejo de Relaciones Internacionales de América Latina y el Caribe (RIAL)

6 de marzo de 2017|Discurso

Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Intervención de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con ocasión de la apertura de la Reunión del Consejo Directivo del Consejo de Relaciones Internacionales de América Latina y el Caribe (RIAL)

Santiago, 6 de marzo de 2017

CEPAL

Amigas y amigos,

Es un enorme placer recibir en esta casa del Sur, que piensa desde el Sur, a todas y todos los miembros del Consejo Directivo, del Consejo Asesor y de la Secretaría Ejecutiva de este, nuestro Consejo de Relaciones Internacionales de América Latina y el Caribe (RIAL). Sean muy bienvenidos.

Quiero, en primer lugar, expresar mi cariño y reconocimiento al presidente Ricardo Lagos, quien ha encabezado esta instancia a lo largo de este fecundo tramo del trayecto que ha recorrido el nuevo RIAL, inspirado en las huellas que imprimió en su historia Luciano Tomassini hace cuatro décadas, pero con voluntad de adaptarlo a los desafíos de nuestro singular presente.

Presidente Lagos, hoy que su voluntad y su tiempo son demandados por nuevas y exigentes tareas (o, como decía un connotado médico argentino, “otras tierras reclaman el concurso de sus modestos esfuerzos”[1]), reciba mi tributo de admiración y gratitud por la dedicación y el compromiso volcados a construir esta voz de nuestra región, que la coyuntura ha demostrado tan urgente y necesaria.

Hoy quiero también extender mi abrazo a nuestro entrañable Enrique García, quien tras concluir un brillante recorrido de 26 años forjando desde el Banco de Desarrollo de América Latina - CAF la construcción de una verdadera banca de desarrollo regional, nos honra aceptando poner al servicio de este empeño colectivo su vasta experiencia, su compromiso de siempre con la integración regional, sus muchas cualidades como organizador y su irreductible buen humor.

Presidente Lagos, Enrique García: muchas gracias y buena suerte a ambos.

Amigas y amigos, el epílogo de 2016 y el inicio de 2017 han estado marcados por cambios muy significativos, enormes incertidumbres a nivel global y para la región, pero también se perfilan avances notables y grandes oportunidades.

Varios temas han ocupado el centro protagónico de los reflectores.

Entre ellos, las tensiones de la globalización, que han sido asociadas a crecientes desigualdades y han potenciado olas de populismo político, particularmente en Europa, con la decisión del brexit, y en los Estados Unidos, con el resultado de las elecciones presidenciales. Lo anterior plantea una amenaza grande, por una parte para el proceso de integración europea —con pruebas aún por venir con las elecciones en Francia y los Países Bajos— y, de manera más general, para el libre comercio y la globalización tal como se han desarrollado hasta ahora.

También ha destacado la inmediata reacción de China, que ha decidido emerger como enemiga del proteccionismo, defensora de la globalización e impulsora de una gobernanza global que vaya en este sentido. Han sido notables las declaraciones del Presidente Xi Jinping en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) a mitad de enero de 2017, y las de Li Keqiang el pasado fin de semana ante la Asamblea Nacional Popular de China. De hecho, Xi Jinping también posicionó a China como contrapeso de los Estados Unidos en las propias Naciones Unidas ante un posible debilitamiento de su apoyo a la institución.

Subyace en el trasfondo de esta época de cambios la crisis de confianza en los partidos políticos y establishments tradicionales y la creciente percepción de corrupción asociada (recordemos, por ejemplo, el caso Odebrecht).

Es un escenario que nos obliga a pasar revista a la economía política de la hiperglobalización, que da cuenta de un panorama donde se acusan rasgos complejos como:

  • la prevalencia de esquemas de comercio fragmentados, con un proteccionismo creciente e incertidumbre y pesimismo respecto de la eventual y cada vez más improbable adopción de megaacuerdos, y
  • un sistema internacional con pocas regulaciones financieras, con mecanismos multilaterales débiles —especialmente en el sistema internacional de tributación—, con espacios para la elusión y evasión fiscal y una alta financierización.

Un escenario propicio para actores (firmas y gobiernos) más fuertes, con mayor poder de negociación y poder de mercado, que, sin embargo, encaran muestras crecientes de resistencia y enojo por parte de las capas medias y de aquellos que se reconocen como los perdedores de la globalización.

En nuestra región enfrentamos un escenario complejo de menor crecimiento económico, con avances notables pero también grandes incertidumbres, en un año de elecciones y antesala de elecciones clave:

    • proceso de paz en Colombia,
    • crisis en el Brasil y la República Bolivariana de Venezuela con incertidumbre sobre la sostenibilidad de los procesos políticos,
    • elecciones en el Ecuador, Chile y Honduras en 2017, y
    • elecciones en el Brasil, México y Colombia en 2018.

Las grandes preguntas que nos podemos hacer, aquellas que impulsan en esta hora el valor contingente de este instrumento, el RIAL, parecen evidentes:

    • ¿Qué impacto para la región tendrán las políticas de la administración Trump en el ámbito de los movimientos de personas, bienes y servicios?
    • ¿Es esta una oportunidad para impulsar una nueva era de la integración a nivel regional y subregional (como han llegado a sugerir escépticos inveterados sobre el tema como los editores de The Economist)?

Nos espera, en las jornadas de hoy y mañana, un seminario enriquecedor, que espero resulte fecundo para arrojar algunas luces sobre estas interrogantes, y en el que podremos ahondar en el actual contexto hemisférico y sus efectos en las perspectivas de nuestra región. Sobre esto quisiera adelantar sintéticamente algunos apuntes:

  • La región se expone, previsiblemente, a un ajuste geopolítico en los flujos del comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED).
  • Se anuncia el advenimiento de la revisión de los tratados de libre comercio.
  • Por su parte, ante los anuncios de estímulos fiscales e inversión en infraestructura:
    • se adivina un impacto en el precio de los metales, y
    • es previsible un escenario de mayores déficits fiscales, mayores tasas de interés y alza del dólar.
  • Ante los giros que advierten de una producción más intensiva en carbono y menos uso de fuentes de energía renovables:
    • se anticipan aumentos de la producción de hidrocarburos.
  • Por su parte, el impulso a la relocalización (reshoring) de industrias y tecnología hacia la Unión Europea perfila un escenario donde se harán más acusados:
    • la reducción de impuestos corporativos e incentivos a la repatriación de utilidades y de inversiones,
    • el comercio y la inversión con China y México, y
    • los impuestos a las importaciones.

El nuevo contexto mundial y hemisférico plantea tareas complejas a nuestra región. Ante la incertidumbre actual, avanzar en la integración regional resulta más necesario que nunca, y es un desafío que nos impone:

    • Impulsar la convergencia entre los distintos espacios subregionales de integración.
    • Impulsar la integración productiva intrarregional a partir de cadenas de valor.
    • Avanzar hacia un mercado único digital.
    • Implementar un programa regional de infraestructura.
    • Acelerar la agenda de facilitación del comercio.
    • Diversificar, impulsar la industrialización e innovación y aumentar el componente local y regional de la producción y las exportaciones.

Al mismo tiempo, hoy resulta imprescindible participar en la gobernanza global con reciprocidad y una acción regional coordinada para reducir la evasión y elusión fiscales.

Amigas y amigos, la región de América Latina y el Caribe encara horas complejas. Un escenario a ratos impredecible, a ratos derechamente hostil, y siempre cruzado por el sino agobiante de nuestra desigualdad. Que nuestras capacidades, nuestro esfuerzo, sirvan al propósito de arrojar alguna luz orientadora, a construir una brújula pertinente para sortear mares agitados, a perfilar un puerto desde el que se puedan leer correctamente las amenazas y se pueda emprender con mayor claridad la travesía pendiente de nuestro pleno e igualitario desarrollo.

Muchas gracias.

 

[1] Ernesto “Che” Guevara.