En el sector agrícola y el medio rural se expresan la heterogeneidad estructural de la región y los retos del cambio estructural. El peso de la agricultura en el PIB de los países varía desde menos del 2% hasta alrededor del 20%, al mismo tiempo que las tasas de pobreza extrema rural oscilan entre menos del 1% y más del 60%. La región debe aumentar la diversificación de las economías rurales, tanto en actividades agrícolas como no agrícolas, y hacerlo de una manera sostenible, promoviendo la innovación con inclusión, especialmente de los jóvenes y las mujeres rurales.