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Conferencia magistral del Presidente de la República Argentina, Alberto Fernández.

27 de janeiro de 2021|Discurso

Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Palabras de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en ocasión de la conferencia magistral del Excelentísimo Señor Alberto Fernández, Presidente de la República Argentina

Miércoles 27 de enero, 2021

CEPAL/Sala Raúl Prebisch

Excelentísimo Señor Alberto Fernández, Presidente de la República Argentina,

Saludo con afecto al canciller Felipe Solá, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, y al resto de los ministros y gobernadores que componen la su delegación,

Y al canciller Andrés Allamand, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, me alegra compartir este evento con Ennio Vivaldi, Rector de la Universidad de Chile,

Me complace darles la bienvenida a Rafael Bielsa, Embajador de Argentina en Chile y a Nicolás Monckeberg, Embajador de Chile en Argentina,

Estimada Silvia Rucks, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Chile,

Señoras y señores miembros de las delegaciones,

Señoras y señores invitados,

Amigas y amigos.

Es para mi un placer y un honor recibir en la CEPAL, a nuestro admirado amigo, el presidente de la República Argentina, Alberto Fernández.

Presidente, juntos compartimos la convicción de que la igualdad, la sostenibilidad, la solidaridad y la cooperación internacional son claves para avanzar hacia una recuperación transformadora que garantice a nuestros pueblos los derechos que por décadas han demandado y que hoy son un imperativo moral y político.

Desde que nos encontramos por primera vez, puedo afirmar que hemos mantenido un contacto cercano y fluido, encontrándonos en distintos foros internacionales, lo cual me honra y agradezco sinceramente.

Señor Presidente, amigas y amigos,

Tomaré prestadas, en esta intervención, palabras de dos poetas mayores de su tierra.

Las primeras, llegan de la voz de Litto Nebbia, y cito:

“Cuando no recordamos

Lo que nos pasa

Nos puede suceder

La misma cosa

Son esas mismas cosas que nos marginan

Nos matan la memoria

Nos quitan las ideas

Nos queman las palabras,

Si la historia la escriben los que ganan

Eso quiere decir que hay otra historia

La verdadera historia

Quien quiera oír que oiga”

Y es de la mano de Litto que quiero recordar que las circunstancias en que Alberto Fernández asumió la presidencia de Argentina en diciembre de 2019 no podían ser más desafiantes, -con una situación económica por demás delicada, luego de dos años de recesión y una crisis de balanza de pagos que no daba tregua.

Se encontró con que la tasa de pobreza de la Argentina había aumentado a 35,5%, más de un tercio de la población y con un desempleo cercano al 10%; con una deuda pública que había alcanzado el nivel más alto de América Latina (prácticamente 90% del PIB), y con una virtual cesación de pagos.

Con gran decisión dio los primeros pasos del proceso de restructuración de la deuda -que se concretaría exitosamente meses después. Pero al irrumpir la pandemia, Argentina enfrentó el tercer año consecutivo de caída en la actividad y el empleo, con gran deterioro de la situación socioeconómica de la población de menores recursos.

En este contexto, que no podía ser más adverso, su gobierno Señor Presidente, consiguió tres logros importantes, que quiero resaltar:

En primer lugar, desplegó un amplio paquete de medidas de asistencia a las empresas y a la población, cuya magnitud estuvo a la altura de países con una mejor situación fiscal previo a la pandemia.  Destaco el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), a partir del cual el Estado se hizo cargo del pago de la mitad del salario de aquellas empresas privadas con caídas en su facturación. Por supuesto el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), una transferencia monetaria de 10.000 pesos argentinos (USD 130) para las y los trabajadores asalariados informales y los independientes, que alcanzó a 9 millones de hogares y que se ha extendido en tres oportunidades desde la irrupción de la pandemia.

En segundo  lugar, en medio de la pandemia, usted logró concretar la restructuración de la deuda pública con acreedores privados en moneda extranjera con una aprobación mayoritaria, consiguiendo una importante reducción de la tasa de interés sobre la deuda reestructurada, pero, sobre todo, un alivio muy fuerte de los vencimientos en los próximos cinco años (de más de USD 42 mil millones), un alivio que no solo le da sustentabilidad a la deuda pública en el largo plazo sino que será crucial para apuntalar la recuperación post pandemia. Y ha establecido un diálogo muy fructífero con resultados concretos con el Fondo Monetario Internacional. Esto es un ejemplo para muchos países altamente endeudados en la región y fuera de ella.

En tercer lugar, se logró controlar la sobrecarga del sistema de salud, evitando el congestionamiento y combinando medidas de aislamiento con inversiones para la rápida ampliación de la capacidad hospitalaria del sistema sanitario público.

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Quiero resaltar el acuerdo alcanzado con México, la fundación SLIM, la Universidad de Oxford y Astra Zeneca para producir conjuntamente una de las vacunas contra el COVID-19, con el laboratorio argentino mAbxience del Grupo Insud y Liomont en México como contraparte. Lo más importante de esta iniciativa de cooperación es que se trata de un gran paso hacia un verdadero “COVAX regional” al orientarse a destinar más de 200 millones de vacunas a todos los países.

Su gobierno además ha apoyado a varios países a negociar con Rusia para obtener la vacuna Sputnik V del Centro Gamaleya.

La carrera de las vacunas y la concentración de ellas por parte de los países desarrollados pone en grave riesgo a la humanidad porque abrirá una grieta entre el Norte y el Sur además de que nadie se salva solo en un mundo tan interconectado.

Usted lo ha dicho en varias ocasiones, una respuesta unida y coordinada en el mundo y en la región es urgente y necesaria.

Solo así superaremos el desafío de lograr un equilibrio entre cuidar la economía y la salud.

Enfrentamos, sin embargo, un momento de gran incertidumbre y fragilidad global y regional.

Pero las capacidades con las que cuenta la Argentina permiten ser optimistas.

Así, estimamos en CEPAL que el crecimiento de la economía argentina durante 2021 puede llegar a 4,9%.

Cuenta con un importante acervo de recursos naturales, pero, sobre todo, con un aparato productivo relativamente diversificado, fruto de una larga tradición manufacturera que se conjuga con la producción de servicios modernos. Una industria que genera más de dos millones de puestos de trabajo, con una participación del 13% en el PIB.

Cuenta con una importante infraestructura de ciencia y tecnología que incluye centros tecnológicos públicos de cobertura nacional (como el INTI o el INTA), institutos de investigación básica y aplicada vinculados al CONICET y/o un sistema universitario nacional, así como diversos centros tecnológicos de capital privado o mixto que, en conjunto, aglomeran a más de 83.000 investigadores.

Se trata de activos fundamentales de la economía argentina, dada su capacidad de generar y absorber nuevas tecnologías, crear economías de escala, promover y difundir el cambio tecnológico.

Señor Presidente, amigas y amigos,

El Covid 19 ha magnificado graves problemas estructurales del modelo neoliberal, concentrado y extractivista que obliga a repensar el futuro.

Una desigualdad que define a América Latina y el Caribe.

Nos caracteriza la informalidad, la desindustrialización prematura, la baja productividad, la fragmentación regional, insuficiente protección social, deterioro ambiental y la predominancia de una cultura del privilegio.

Se nos avecina, además, un cambio estructural sin precedentes con nuevos modelos de negocios donde habrá que cautelar a las micro y pequeñas empresas, con profundas transformaciones en el mundo laboral, que precisan nuevas capacidades humanas y tecnológicas y que puede ahondar el descontento social.

Reconstruir con igualdad y sostenibilidad es el camino para la región con pactos y coaliciones políticas renovadas con amplia participación ciudadana.

La CEPAL ha propuesto la combinación y articulación de políticas tecnológicas e industriales, fiscales, financieras, ambientales, sociales y regulatorias que conforman lo que denominamos el “gran impulso para la sostenibilidad” y tienen como objetivo elevar y direccionar las inversiones hacia un nuevo estilo de desarrollo que eleve la productividad, genere empleo de calidad, propicie la inclusión y el bienestar social y disminuya la huella ambiental. Todo ello de la mano de la revolución tecnológica.

Argentina cuenta con sistemas sectoriales que pueden ser vectores de arrastre de la economía y el empleo en una dirección ambientalmente sostenible.

Por ejemplo, la energía renovable; la electro-movilidad; las industrias de la salud; la agroindustria y la bioeconomía y su profundo compromiso por la integración regional que habría que ampliarla a lo productivo más allá de lo comercial.

No hay tantos países de la región que, como la Argentina, cuenten con capacidades productivas y desarrollos previos en todas y cada una de estas actividades, lo que permite tener buenos augurios.

Pero quizás uno de los activos más destacados de la Argentina es el Estado de Bienestar, al poseer uno de los sistemas de protección social más extendidos en la región, tanto en términos de cobertura como por el abanico de prestaciones que ofrece y derechos que resguarda. Así tanto los adultos mayores como la población menor de 18 años tienen una cobertura prácticamente universal.

El sistema contempla además la cobertura frente a otros riesgos sociales, como la invalidez o el desempleo, y el acceso universal a los servicios de salud y educación.

Conectar la emergencia con la recuperación requerirá mantener políticas fiscales y monetarias expansivas, recomendaciones que el propio Fondo Monetario Internacional está haciendo a todos los países, así como ampliar la cooperación financiera internacional para otorgar liquidez e impulsar un marco multilateral para abordar los temas de la deuda externa.

Amigas y amigos,

Quisiera destacar tres avances paradigmáticos, que aún en el marco de la pandemia, está haciendo el país, y su Gobierno Señor Presidente, respecto al reconocimiento y provisión de derechos:

Primero el reconocimiento y la centralidad del derecho al trabajo como vía para la recuperación económica e inclusión social; con la implementación del programa “Potenciar Trabajo” y que supone un gran reconocimiento al rol de la economía popular.

Segundo, la garantía del derecho humano de acceso a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para toda la población al declararlos servicios TIC como servicios públicos esenciales, y la reciente implementación de la Prestación Básica Universal y Obligatoria para servicios de telefonía móvil, fija, Internet y TV por cable

Tercero, el fortalecimiento del derecho de las mujeres a gozar de lo que en CEPAL llamamos las tres autonomías (física, política y económica) respondiendo a las demandas de los movimientos feministas creando el Ministerio de la Mujeres y un Mapa Federal de Cuidados aunado a la reciente aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

En este sentido, quiero agradecer a su gobierno por acoger las próximas reuniones intergubernamentales de la CEPAL para 2022: la Conferencia Regional sobre la Mujer y la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe.     

Señor Presidente,

La CEPAL le debe mucho a la Argentina, comenzando por el sello que, desde sus inicios, allá por 1948, le imprimió su mentor diplomático e intelectual, el argentino Raúl Prebisch, que además de ser un brillante economista y aguerrido político fue un adelantado del multilateralismo.

La Argentina ha hecho un culto de esa tradición. En tiempos de marchas y contramarchas en el campo de la gobernanza global, no podemos dejar de destacar que la Argentina no ha dejado de aportar y respaldar el multilateralismo como vía de entendimiento, construcción y abordaje de los problemas y desafíos del mundo contemporáneo, en especial de los países en desarrollo. Sin lugar a duda, esta impronta ha sido reforzada por la gestión de su gobierno a lo largo de 2020.

Quisiera destacar, en este sentido, dos avances muy recientes: en noviembre de 2020, la Argentina ratificó el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, convirtiéndose en uno de los primeros países en hacerlo. Más reciente aún, el viernes recién pasado, su país depositó el instrumento de ratificación del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, conocido como Acuerdo de Escazú, que entrará en vigor el próximo 22 de abril de 2021, Día Internacional de la Madre Tierra. Se trata, en los tiempos que corren, de dos señales contundentes, en pos de un compromiso con las soluciones democráticas, e inspiradas en el enfoque de derechos humanos y de la sostenibilidad ambiental.

Nos preguntamos, ¿cómo seguir? a donde apuntar los esfuerzos, en medio de tiempos tan desafiantes, para que el multilateralismo latinoamericano y caribeño levante una voz unida que oriente la reconstrucción.

Hace un par de meses atrás, los Ministros de Relaciones Exteriores de la región reunidos virtualmente con ocasión del trigésimo octavo período de sesiones de la CEPAL, acordaron  una declaración política que muestra el consenso de la regional sobre las prioridades de América Latina y el Caribe frente a la crisis ocasionada por COVID-19 con un fuerte y decidido llamado a la comunidad internacional para una amplia y coordinada recuperación y reconstrucción a gran escala, así como para que refuerce su capacidad de prevención, preparación y respuesta multidimensional ante futuras pandemias.

Subrayaron la importancia de la cooperación internacional, el multilateralismo y la solidaridad en la respuesta mundial a la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias económicas, sociales y ambientales, así como se comprometieron a mantener los esfuerzos necesarios para el logro de los grandes acuerdos mundiales tales como: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Agenda de Financiamiento para el Desarrollo, el Acuerdo de Paris y la Cooperación Sur-Sur.

Por último, pidieron dar prioridad mundial al acceso universal, sin obstáculos, oportuno, inclusivo, equitativo y no discriminatorio a todos los diagnósticos, terapias, medicamentos y vacunas de calidad, seguros, eficaces y asequibles, así como a las tecnologías y productos sanitarios, incluidos sus componentes y precursores, que se requieren en la respuesta al COVID-19.

Esto es alentador para avanzar en la integración de las naciones de América Latina y el Caribe ante un panorama mundial que se está redefiniendo. Ayer el Presidente de China, Xi Jing Ping y hoy Angela Merkel y Macron hicieron un llamado a fortalecer el multilateralismo con vigor.

Argentina como miembro del G-20 puede apoyar fuertemente en esta dirección y confiamos en el espíritu multilateralista y de integración que guía su gestión.

Amigas y amigos, Presidente Fernández,

Recordabamos antes, de la mano de Litto Nebbia, la importancia de la memoria, la voluntad de no rendirse a las verdades oficiales de las ortodoxias, de construir futuro con el recuerdo fresco de los aciertos y los yerros.

Pero no quiero cerrar estas palabras sin traer a esta sala el recuerdo de otro gigante de sus tierras. Uno que a punta de acordes nuevos nos animaba a reconocer que “las cosas tienen movimiento”.

Y es que al compás de las armonías indispensables de Luis Alberto Spinetta, a través suyo le decimos, los latinoamericanos y caribeños, a las y los argentinos:

“Que siempre estarán en Nosotros,

Como Una voz

Como un sentimiento, una canción

Algo más que nos ayude a despertar

A seguir

A no bajar la guardia, siempre a seguir”

Bienvenido presidente Fernández a esta casa latinoamericana y caribeña de las Naciones Unidas.

Le ofrezco la palabra y cuente siempre con la CEPAL. Muchas Gracias.