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Alicia Bárcena llama a avanzar decididamente hacia una mayor integración regional e insta a la solidaridad y cooperación internacional para enfrentar la crisis

30 de setembro de 2020|Notícias

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL dictó una conferencia magistral en el marco de la reunión regional “La reactivación de la región SICA en la era Post-COVID-19: profundizar la integración”, organizada por el Parlamento Centroamericano.

Para enfrentar y mitigar los efectos de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus (COVID-19) en Latinoamérica y el Caribe es indispensable avanzar decididamente hacia una mayor integración regional y contar con la solidaridad y cooperación internacional que permita a los países obtener el espacio financiero necesario para reconstruir sociedades más igualitarias y sostenibles, afirmó hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

La alta funcionaria de las Naciones Unidas fue una de las principales oradoras de la conferencia “La reactivación de la región SICA en la era Post-COVID19: profundizar la integración”, organizada por el Parlamento Centroamericano (PARLACEN). En la reunión intervinieron los presidentes de Guatemala, Alejandro Giammattei; Nicaragua, Daniela Ortega, y de República Dominicana, Luis Abinader, además del Vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, y la Designada Presidencial de Honduras, María Antonieta Rivera.

Durante su intervención, el Presidente Alejandro Giammattei subrayó que la integración centroamericana post pandemia del COVID-19 no debe ser una quimera sino una realidad.

El Mandatario Daniel Ortega, en tanto, en su calidad de presidente pro témpore del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), reconoció la trayectoria de la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, destacándola como una mujer “siempre tenaz en esta batalla por buscar justicia, igualdad y equidad, en la lucha contra la pobreza y por el desarrollo de nuestros pueblos”.

El Presidente Luis Abinader afirmó tener la convicción de que “solamente fortaleciendo la integración regional de nuestros pueblos podremos salir adelante de la crisis provocada por el COVID-19”.

Por su parte, el Vicepresidente de El Salvador, Felix Ulloa, destacó que “Centroamérica tiene un futuro prometedor, pero está en nuestras manos hacerlo realidad”.

En el mismo sentido, María Antonieta Rivera, Designada Presidencial de Honduras, afirmó que se vienen retos concretos que exigen a los países ser más competitivos, inclusivos y solidarios.

Durante su conferencia magistral, Alicia Bárcena subrayó que, ante una economía mundial incierta y más regionalizada, la CEPAL propone profundizar la integración.

Precisó que los efectos inmediatos del COVID-19 llevaron a la región a una ruptura de cadenas globales de valor por los cierres en ‘grandes fábricas globales’, aumentó el teletrabajo, la automatización y el comercio electrónico; hubo cierre de fronteras y restricciones al transporte, además de restricciones a exportaciones de insumos, equipos médicos y alimentos.

“Sin embargo, se abre un gran espacio. Centroamérica y República Dominicana es una subregión de 40 millones de habitantes que requiere el fomento a cadenas productivas regionales en sectores estratégicos. Hay que darle un nuevo impulso a la integración regional, promover la agenda de comercio sin papeles y un mercado común digital, además de una facilitación comercial e inversiones coordinadas y una logística más eficiente, fluida y segura. Se requiere una interlocución más equilibrada con Estados Unidos, Europa y China”, señaló.

Recordó que el Mercado Común Centroamericano es el esquema de integración más resiliente en la región y el que menos ha caído (-5,6%) en la variación interanual de las exportaciones intra-grupo.

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL destacó que en América Latina y el Caribe la crisis reveló serios problemas estructurales de desigualdad, baja productividad, fragmentación de los sistemas salud y protección social.

Puntualizó que la región experimentará la peor contracción de los últimos 100 años, con una caída de -9,1% y un aumento de la pobreza que afectará a 231 millones de personas. Las exportaciones caerán -23%, el desempleo afectará a 44 millones de personas. Se mantiene una alta informalidad laboral (54%) y se prevé el cierre de 2,7 millones de empresas, principalmente micro, pequeñas y medianas. Además 40 millones de hogares no tienen conexión a internet.

En Centroamérica y República Dominicana, la contracción será de -6,2%. La caída del crecimiento y aumento de la desocupación se traducirán en un fuerte aumento de la pobreza en todos los países superior al 20%, y una agudización de la desigualdad, con un incremento importante del índice de Gini en una región que ya era la más desigual del mundo.

Alicia Bárcena subrayó que la crisis ha sido más intensa, más larga de lo esperado y requerirá políticas fiscales activas por más tiempo. Por ello, expresó, la CEPAL propone una suspensión del pago de intereses de la deuda para aquellos países altamente endeudados que requieren aumentar su gasto en salud.

En ese sentido, instó a la solidaridad y la cooperación internacional a través de la redistribución de la liquidez disponible hacia países emergentes mediante la emisión o transferencia de derechos especiales de giro (DEG) y el apoyo a la iniciativa de un Fondo para Aliviar la Economía COVID-19 (Fund to Alleviate COVID-19 Economics - FACE) presentada  por Costa Rica, que implica un fondo de 516 mil millones de dólares provenientes de los países desarrollados, con cero interés y un plazo de 50 años.

Además, capitalizar las instituciones de crédito multilaterales para ampliar su capacidad de financiamiento y liquidez, alivio de la deuda y del pago en el servicio de la deuda para los países muy endeudados y con una alta carga del servicio de la deuda, como el Caribe y Centroamérica, y la creación de un mecanismo internacional para la restructuración ordenada de la deuda soberana.

Finalmente, la máxima representante de la CEPAL destacó que las sociedades de la región demandan más y mejor acceso a información oportuna y confiable y mejores instituciones para participar en las decisiones que les afectan.

“Los parlamentos tienen que ser activos en el debate político y las demandas sociales. Desde luego, en los esfuerzos fiscales de los países para enfrentar la emergencia del COVID-19 por la vía presupuestaria. Los parlamentos juegan un papel muy activo en la reasignación de los presupuestos públicos, pero también en la fiscalización” concluyó.