Comunicado de imprensa
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estima que México alcanzará un crecimiento económico en 2018 de 2,2%, levemente superior al de 2017 (2,1%). Este resultado se debe principalmente a una mejora del desempeño del sector externo (en particular, como resultado de un incremento del comercio con los Estados Unidos), así como a los efectos positivos de las actividades de reconstrucción iniciadas tras los desastres naturales de 2017.
En los primeros nueve meses de 2018 se alcanzó un crecimiento económico medio anual del 2,1%. Al considerar las grandes actividades económicas, el PIB terciario se elevó un 2,8%, en promedio, el primario un 2,2% y el secundario un 0,5%. Por el lado de la demanda, el consumo privado registró de enero a septiembre un crecimiento promedio del 2,6% (frente a un 3,0% en el mismo período de 2017) y la inversión fija bruta aumentó un 1,6% (en comparación con un -1,0% en el mismo período de 2017), debido principalmente a la expansión de los componentes de maquinaria y equipo y construcción residencial, vinculada a las obras de reconstrucción mencionadas anteriormente. Por su parte, las exportaciones aumentaron un 11,5% de enero a octubre, porcentaje muy superior al registrado en los últimos seis años.
Se espera que en 2018 la inflación se sitúe en un 4,6% (frente al 6,8% registrado en 2017) y supere por segundo año consecutivo el rango meta del banco central (entre un 2% y un 4%). Se estima que la tasa de desempleo será de 3,3%, levemente menor que la de 2017 (3,4%), que el déficit fiscal del sector público cerrará alrededor del 2,0% del PIB (frente a un 1,1% en 2017), aun cuando se prevé un leve superávit primario (0,8% del PIB), y que el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ubicará en un 1,9% del PIB al cierre del año (1,7% en 2017).
Para 2019, se prevé un aumento del PIB del 2,1%, asociado a una leve aceleración de la inversión pública y al aumento del consumo como resultado de mayores salarios reales. Sin embargo, existen riesgos que, de materializarse, podrían propiciar una desaceleración del crecimiento del PIB. Estos riesgos son el cambio en las condiciones financieras internacionales por un aumento de las tasas de interés de los Estados Unidos, la incertidumbre financiera vinculada a las tensiones comerciales, la percepción de los inversionistas sobre el rumbo de las nuevas políticas económicas, la disminución de los ingresos públicos petroleros, retrasos en la ejecución del gasto público asociados al comienzo de una nueva administración y demoras en la ratificación y puesta en marcha del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Se espera que en 2019 la inflación se ubique en un 3,9% (dentro del rango meta del banco central) y que la tasa de desempleo alcance un 3,4%. El déficit fiscal del sector público estaría alrededor de un 2,0% del PIB (con un superávit primario del 1,0% del PIB) y el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos sería equivalente a un 2,3% del PIB al cierre de 2019.