video
América Latina y el Caribe dispone de una arquitectura institucional regional y subregional que puede reforzar la implementación, seguimiento y rendición de cuentas de la nueva agenda de desarrollo post-2015 y que cuenta además con el apoyo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), según resaltó su Secretaria Ejecutiva, Alicia Bárcena, en un debate de alto nivel celebrado en Nueva York.
Esa arquitectura institucional, que incluye organismos de integración, bancos de desarrollo y órganos subsidiarios de la CEPAL, ha ido madurando y logrando una gran complementariedad, señaló Alicia Bárcena en el Debate temático de alto nivel sobre el reforzamiento de la cooperación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales y subregionales, que tuvo lugar el lunes 4 de mayo en la sede de la ONU.
La máxima representante de la CEPAL indicó que las instituciones intergubernamentales de integración muestran la voluntad de proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas globales y en su diálogo con otros países y regiones. Entre ellos destacó el papel de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con las que la CEPAL trabaja estrechamente.
Alicia Bárcena resaltó asimismo la labor que pueden desempeñar los bancos regionales de desarrollo en áreas clave como infraestructuras, transporte, industria y energías renovables.
“En la CEPAL vemos la colaboración del sistema de las Naciones Unidas con todas estas entidades como un factor estratégico”, enfatizó la Secretaria Ejecutiva.
Bárcena recordó asimismo que la CEPAL ha apoyado a los países de la región en varios debates intergubernamentales vinculados a la agenda post-2015, como el monitoreo y la rendición de cuentas, y el financiamiento para el desarrollo y la movilización de recursos internos y externos, este último en preparación para la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo que tendrá lugar en Addis Abeba en julio.
En este ámbito, hizo referencia a la necesidad de estrechar la cooperación regional en materia fiscal y de tomar medidas para impedir los flujos ilícitos, que en América Latina y el Caribe ascienden a 150.000 millones de dólares, cifra que duplica los ingresos por remesas (unos 63.000 millones de dólares) y supera en quince veces la ayuda oficial al desarrollo (unos 10.000 millones de dólares).
Además, la Secretaria Ejecutiva consideró fundamental hacer uso de los órganos subsidiarios que trabajan dentro de la CEPAL, los cuales reúnen a los responsables de los Gobiernos de la región en materias como estadísticas, finanzas, planificación y ciencia y tecnología, y reciben el respaldo técnico de esta comisión regional de la ONU.
“A través de la agenda post-2015, las Naciones Unidas tienen la oportunidad histórica de liderar este proceso, estableciendo una visión sostenible del desarrollo que sea implementada por renovadas políticas y mecanismos de gobernanza, una nueva ecuación Estado-mercado-sociedad, consolidando sus alianzas y su colaboración con los actores regionales y sub-regionales”, manifestó Alicia Bárcena.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas añadió que la región se encuentra en una encrucijada, pues en los últimos años ha logrado notables avances en materia social que permitieron que cerca de 58 millones de personas salieran de la pobreza entre 2002 y 2014, y ahora se enfrenta al desafío de mantener esos logros en un contexto económico adverso, marcado por el fin del ciclo de precios altos de las materias primas y del financiamiento a bajo coste.